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Reformar no es sólo corregir. Es descubrir, desarmar certezas y proponer otras formas de habitar.

La casa ya no se defiende del exterior. Una vista se abre donde antes había un muro ciego. La casa se despliega en todas direcciones, se conecta con la ciudad, con la luz. El horizonte, antes fragmentado, ahora se recorta en grandes paños abiertos. 

En planta, una diagonal irrumpe en la estructura original, un reflejo de una estructura existente. Desvía recorridos, desplaza ejes, rompe la rigidez de la ortogonalidad heredada. Lo que eran límites ahora son transiciones.

Reformular la casa es repensar su equilibrio programático. No se trata de abrirlo todo sin medida. Planos que se desplazan, puertas que no son barreras, sino umbrales. Espacios que cambian según el momento, según quienes los habitan.

El riesgo calculado está en cada gesto. Respetar lo que la casa era sin miedo a transformarla. Desafiar la lógica constructiva sin traicionar su esencia. Nuevos objetos y materialidades que conviven con la preexistencia. Mantener la memoria, pero permitir un futuro.

Constructora: Vistto

Fotografía: Simone Marcolin